19 mayo 2005

En la orilla del tiempo

Otra vez, incansable, el mar, su oleaje de espumas sonoras, anchas frente al castillo.
Verde en la lejanía arcana de la tarde, impalpable en la noche, frío en la madrugada de sábanas y sangre.
Hablan en él las voces antiguas de los muertos, fatigan su horizonte las antiguas velas latinas, la luz con con sal y bruma de la tarde, el olor mojado del primer día de la creación y su mañana indecisa, el escalofrío gris en el plomo húmedo de los amaneceres, la secreción callada del molusco, el ritmo de la vida.