22 mayo 2005

En un bosque extranjero

En una conferencia sobre la imagen poética en Góngora, escribía Lorca:
“El poeta que va a hacer un poema (lo sé por experiencia propia) tiene la sensación vaga de que va a una cacería nocturna en un bosque lejanísimo.”
Y remataba aquel párrafo clarividente con estas palabras memorables, quizá las más lúcidas que se puedan leer sobre la escritura poética:
“Se vuelve de la inspiración como se vuelve de un país extranjero. El poema es la narración del viaje.”

A algo parecido aludía Proust: “Las obras maestras de la literatura constituyen una especie de lengua extranjera en el interior del idioma en que están escritas.” (Contra Sainte-Beuve)

Peter Handke decía no hace mucho que escribir es un viaje nocturno durante el cual las palabras, las frases y los párrafos producen luz.

A la triple sugestión de esas reflexiones, distantes, independientes entre sí y complementarias se acoge (creo) mi actividad literaria.

De las más significativas palabras de esos fragmentos procede el título de esta página, de este texto y de un libro futuro aún sólo entrevisto.