19 septiembre 2005

Amapolas en invierno

Pilar Bacas Leal ha publicado recientemente la que es su primera novela, titulada Amapolas en invierno, que sale a la luz en la Editorial Mileto.
Es la primera novela, pero no el primer libro de esta Profesora de Física y Química en un Instituto de Cáceres. Pilar Bacas había publicado en 1997 una biografía de León Leal y al año siguiente otra de Darío Bacas, ambos abuelos suyos, ambas en la Diputación Provincial de Cáceres.
Su tercera obra publicada fue una colección de relatos, A través del cristal, que ha alcanzado ya su segunda edición.
Estas Amapolas en invierno son su primera incursión en la narrativa larga y muestran ya a una escritora en sazón, en plena madurez creadora en la que pasa de la biografía a la ficción, de la historia como fue a la historia como pudo ser.
Porque esta novela de la que estamos hablando cuenta con un importante sustento en la realidad histórica de la España de mediados del siglo XIX.
Ambientada en una época tan conflictiva como esa, y protagonizada por Ignacio Bázquez, diputado progresista, trasunto de su antepasado Ignacio Bacas, Amapolas en invierno se apoya en una sólida base documental y es una novela resuelta con soltura más que aceptable.
Sobre ese telón histórico y con un fondo ambiental al que la autora le da una gran relevancia, que se mueve entre el paisaje de la sierra de Gata y el Madrid de la época de Isabel II, transcurre el argumento de la novela, que tiene como eje un hecho inventado, aunque verosímil: el encuentro del protagonista con un bandolero portugués apodado el Semental, que existió en la realidad y al que aludía con cierta inquietud el propio Ignacio Bacas en sus intervenciones parlamentarias.
El personaje principal existió, fue un diputado progresista de la Sierra de Gata, durante varios meses fue diputado nacional y se preocupó por combatir el bandolerismo, mejorar las vías de comunicación entre Extremadura y Portugal, y propició la construcción de nuevos caminos en la Sierra de Gata. También fue presidente de la Diputación de Cáceres durante varios meses.
Concebida inicialmente como una narración breve que fue creciendo a medida que otros personajes se iban incorporando al relato, la novela se va nutriendo equilibradamente de historia e imaginación, de fantasía y realidad, de literatura y documentación.
Manejando esas dos claves (la verdad histórica y la verdad literaria) Pilar Bacas, una narradora con oficio, nos introduce con asombrosa naturalidad en un mundo de ficción en el que las amapolas son los símbolos humildes de la vida breve y frágil, de la sangre y la pasión.
Un mundo en el que se sitúan unos personajes que quedan delimitados, recortados por un contexto que los explica y los limita a la vez.
Amapolas que mueren en invierno para reaparecer con la regeneración primaveral de la vida.