01 octubre 2005

Palomas, plata, luna

Para Pablo Guerrero.

Palomas, plata, luna. Y unas manos abiertas.
Pablo de voz quemada, amigo de los ríos,
amigo de los pájaros, constructor de sus nidos
para entrar en la noche con su viento de almena.

En la playa del tiempo sigue habiendo palmeras.
Sigue habiendo raíces y sonrisas y un cuerpo
para enterrar el miedo, para quemar la pena.

La magia del espejo y su luz en la tierra,
esta luz derramada sobre la transparencia.
Y la voz de los sueños en esta voz de arena
como en el aire ahora esta palabra quieta.


El Pablo Guerrero de ahora y de siempre, con una voz más baja, más íntima y llena de matices que se compensa con la elevada calidad de los textos, exponentes de su madurez poética.
Un abrazo bien fuerte.