06 febrero 2006

Angelus Novus

En un texto de este blog Walter Benjamin hablaba del cuadro de Paul Klee que se titulaba así.

Por una de esas casualidades -
añadía yo en otra entrada próxima, a propósito de Ofidia de mi amigo J. Antonio Ramírez Lozano- que se producen en este oficio, uno de los textos del libro se titula Mujer de Lot. El día anterior terminaba yo un poema sobre el Angelus novus de Paul Klee, que tiene como eje a ese personaje femenino anónimo, inolvidable del Génesis.

José Tato ya conoce ese texto. Otros me lo han oído en las lecturas de los últimos quince días. Va aquí como anticipo de En un bosque extranjero. Es mi forma de dar las gracias a los que habéis llamado o escrito. Y a los que no.


ANGELUS NOVUS

(Paul Klee)
“Y luego he sonreído a mis recuerdos
y me he dicho que nadie
puede saber qué guarda todavía.”
(Ricardo Molina)

¿Por qué miramos siempre
hacia atrás, como el ángel,
o como la mujer de silencioso nombre
que al salir de Sodoma lloraba su pasado
en la llanura clara del recuerdo,
en aquella ciudad de la llanura
donde dejaba en sombra
la casa abandonada con sus pecados íntimos,
con sus secretos vicios que envidiaban los dioses?

Antes de hacerse sal,
pudo ver el contorno de una nube de azufre,
su densidad de fuego,
la cabeza cortada del caballo,
la lluvia genital sobre el país del yermo.

En la hora amarilla del viento
tuvo tiempo de ver
la confusión de tribus,
los cansados cuarteles de la sangre,
los últimos cuarteles de un campo de Agramante.

La venganza, la torpe secuela de la envidia
la convirtió en estatua.
Es la luz del pasado, la luz más luminosa
y tiene, como el ángel,
los ojos en la espalda.

Porque nada hay más turbio
que el día que le esperaba
a Lot bajo las viñas amargas del incesto.

Porque nada hay más turbio
que el día que nos espera.