26 febrero 2007

El cuenco de la mano

Con su bondad habitual, JRJ definió a Neruda como gran mal poeta. No había oxímoron en aquella maldad dictada por la envidia. De los dos adjetivos, uno lo refería a la cantidad, el otro a la calidad.

Recuerdo la expresión mientras leo El cuenco de la mano, un pequeño buen libro que Basilio Sánchez acaba de publicar en Littera Narrativa.

Su prosa, la excelente prosa de un poeta como él, se adentra en el territorio luminoso de la memoria, y se levanta desde la altura del suelo de la infancia a la altura del vuelo de su palabra serena y conmovida.

Gracias, Basilio, por un libro como este en el que hay también el recuerdo titubeante de un inicio titubeante que a punto estuvo de proclamarle pontífice máximo de la poesía del silencio.

En aquella primera lectura pública, que compartí con él, los nervios le tuvieron unos segundos, que él alarga en el libro porque se le hicieron eternos, al borde de la huida. Afortunadamente, se recuperó como los enfermos que cuida en la UVI.