10 marzo 2007

Mentiras

Para mentir, uno tiene que saber la verdad, opinaba San Agustín en su ensayo Mentiras, donde estableció ocho tipos de variantes mentirosas. Pero aparte del que miente y del que dice la verdad, existe una tercera categoría, aborrecida por, entre otros, Wittgenstein: aquellos a quienes no les importa si lo que dicen es verdadero o falso.

(Bert Oldenburg. Pulgas y elefantes. Melusina)

Puestos a añadir, es inevitable pensar en otra especie: la de aquellos a quienes no les importa que les mientan. Fe y patriotismo son las palabras que esgrimen como coartada de su ceguera o su fanatismo, de su visceralidad estéril, de un odio que desmiente su piadosa práctica dominical y eucarística.

No es una casualidad que quienes viven de la mentira y de la superstición se entiendan tan bien que algunos tengan la doble militancia remunerada.