25 marzo 2009

Casi sin querer


Cuanto no escribo es cuanto sé, escribe Javier Vázquez Losada en Casi sin querer, su primer libro de poesía, publicado en Baile del sol.

Escritos en un directo tono coloquial, estos poemas se plantean como un intenso monólogo en el que el poeta expresa sus dudas y sus aspiraciones a través de las voces, a veces distantes e irónicas, a veces conmovidas, que hablan en un conjunto cuya estructura tripartita (Primer acto, Intermedio, Telón) responde a planteamientos teatrales, un libro en el que no faltan sorpresas y guiños narrativos, como en este No puedo evitarlo:

Escucha- me dijiste
el sonido del agua
el sonido de la vida
son las fuentes de la alhambra
y por un momento me sentí transportado
al baño de casa
y a nuestra vieja cisterna.


Poesía interrogativa, que se plantea como búsqueda del sentido de la vida, con la temporalidad al fondo, como lamento elegíaco de las pérdidas o las frustraciones, como memoria del tiempo sin olvido o como celebración de cada mañana irrepetible:

esta mañana que
- aunque me jurasen lo contrario-
no se parece a ninguna otra.

Sobre el decorado urbano de estos poemas, la ironía marca las distancias con el lector y establece los límites pudorosos de un libro que se mueve entre el tono confesional, la ambición de las revelaciones y la conciencia de los límites:

más vale que me entere
de que soy de mi propio
tamaño.