Sonetos y Lamento de una amante
Cuando se cumple el cuarto centenario de su primera aparición en el verano de 1609, Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores publica una nueva edición bilingüe de los Sonetos y Lamento de una amante de William Shakespeare, con traducción de Andrés Ehrenhaus y prólogo de Claudio Guillén.
La nueva edición, que se suma a las que han ido prodigando en español en los últimos años, restituye los Sonetos de William Shakespeare en su integridad, junto con el extenso y menos conocido Lamento de una amante, tal como fueron publicados por primera vez en 1609.
Nunca acabaremos de descifrar estos textos, escribió Borges. Los Sonetos de Shakespeare siguen habitando en el territorio del misterio y la conjetura: desde el significado de las siglas W. H. de la dedicatoria hasta la identidad del hermoso joven (el ambiguo master-mistress), de la dama oscura o el poeta rival que aparecen en ellos, pasando por los dobles sentidos y los juegos de palabras, por la mezcla de platonismo y sexualidad, de refinamiento y crudeza que los recorre.
Nunca acabaremos de descifrar estos textos, escribió Borges. Los Sonetos de Shakespeare siguen habitando en el territorio del misterio y la conjetura: desde el significado de las siglas W. H. de la dedicatoria hasta la identidad del hermoso joven (el ambiguo master-mistress), de la dama oscura o el poeta rival que aparecen en ellos, pasando por los dobles sentidos y los juegos de palabras, por la mezcla de platonismo y sexualidad, de refinamiento y crudeza que los recorre.
Una de las novedades más llamativas de esta nueva edición que ha realizado Andrés Ehrenhaus, aparte de una nueva actualización de esos versos en español, es la traducción del Lamento de una amante, un largo poema relegado durante siglos, pero que forma parte del mismo mundo poético que los Sonetos, y la recuperación como prólogo de una conferencia que pronunció Claudio Guillén en la Fundación Juan March en enero de 2002 .
La versión en endecasílabos asonantados de Ehrenhaus, respetuosa con el original, pretende -lo explica en su esclarecedora Nota introductoria- "administrar con criterio y discreción lo mucho que se pierde y lo poco que se gana" en una traducción. Por eso, huye de la grandilocuencia y se plantea como objetivo fundamental la transmisión del tono de inmediatez y la urgente frescura con la que estos poemas de amor y tiempo llegaron a sus lectores a comienzos del XVII.
Es una nueva confirmación de que la vigencia de los clásicos y su vitalidad no se agota por muchas ediciones que se hagan de ellos en cada traducción. Al contrario, cada una de las versiones es una nueva lectura, una nueva propuesta que ilumina al lector en el asedio del territorio inseguro que son los Sonetos, y una nueva declaración de contemporaneidad de Shakespeare.
Hoy, 23 de abril, una de las fechas de su muerte, es una buena ocasión para recordarlo. Y para releerlo o descubrirlo.
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