12 septiembre 2009

Un par de hostias


Esta, de Javier Das:

Si hoy,
Dios,
en persona,
me dice todo eso,
que se prepare
le voy a sentar,
de una hostia,
a la izquierda de su hijo.


Y esta otra, de José Ángel Berrueco:

y es entonces, muchacho,
cuando la vida te da la primera hostia
cuando sabes que tu padre no es el héroe
que esperabas


Son el eje de No hay camino al paraíso, el libro de título bukowskiano que forman como las dos caras de una moneda -la relación con el padre- Sin frío en las manos, de Javier Das, y Le aplastaré con mis versos, de José Ángel Barrueco. Lo edita Ya lo dijo Casimiro Parker con un texto introductorio de David González.

Un intenso y durísimo libro con cara A y cara B, como los viejos vinilos de 45 rpm. Y con un rasgo común, además de la relación imposible con el padre muerto o con el padre odiado: son la respuesta a dos experiencias que en el límite del dolor y del odio, del llanto y del vómito revelan la insuficiencia expresiva no sólo de la poesía, sino del lenguaje mismo.

Aquella manida frase de que no hay palabras se vuelve a actualizar en esta purga de dos corazones entre una hostia y otra.