28 octubre 2009

La estatua grotesca y la calleja con su nombre

El Gobierno mexicano, gran embalsamador y petrificador de celebridades, ha mostrado una soberana indiferencia ante la obra y la memoria de Villaurrutia. Tal vez haya sido mejor así: se ha salvado de la estatua grotesca y de la calleja con su nombre. (En México las grandes avenidas y las plazas pertenecen por derecho propio, iba a decir: por derecho de pernada, a los expresidentes y a los poderosos. Las calles de nuestras ciudades, como si fuesen reses, han sido herradas con nombres no pocas veces infames.), escribía Octavio Paz en la nota introductoria (El pliegue y sus dobles) a la selección de poemas de Xavier Villaurrutia que publicó la UNAM en 1986.