26 febrero 2010

Hijo de la luz y de la sombra

Irregular, lleno de luces y sombras como la poesía de Miguel Hernández, Hijo de la luz y de la sombra, el disco que ha preparado Serrat como homenaje al poeta en su centenario alcanza su momento más alto con el poema que es probablemente, junto con la Elegía a Ramón Sijé, la cima de Miguel Hernández.

Hijo de la luz y de la sombra,
que en la versión de Serrat aparece muy reducido, es un complejo y largo poema, un tríptico de serventesios del que -no por casualidad- toma título el disco.

Estos son los dos primeros versos:

Eres la
noche, esposa: la noche en el instante
mayor de su potencia lunar y femenina.


Y estos los dos últimos:

Besándonos tú y yo se besan nuestros muertos,
se besan los primeros pobladores del mundo.

Ahí está el Hernández de expresión más ambiciosa, el más visionario en sus imágenes astrales, el que funde ejemplar y telúricamente su idea cósmica del amor y de la muerte. Y a la altura de las circunstancias, la adaptación musical.