10 marzo 2010

Dos elogios de la pereza



Los que publica Rey Lear. Son De la vida de un inútil, de Joseph von Eichendorff, y La importancia de no hacer nada, de Oscar Wilde.

De la vida de un inútil (1826), que ha sido traducido por Ursula Toberer, es un clásico –menor, pero un clásico- de la prosa romántica alemana. Con la característica negación de las normas genéricas que definió la actitud de los románticos, hay en esta novela algunos momentos líricos en los que Eichendorff incorpora poemas y canciones de gran calidad. Algunos de esos textos, traducidos para esta edición por Luis Alberto de Cuenca, sirvieron de base a celebrados lieder de Schumann, Brahms y Mendelssohn. Contra el canon clásico, se funden aquí la narrativa, la comedia y la lírica para construir un relato itinerante y aventurero en el que su inútil protagonista se mueve entre unos países y otros, entre la desgana laboral, el sentimiento amoroso y la afición al violín. Individualista y libre, marginal y feliz, el hijo del molinero cuenta en este libro en primera persona sus deambulaciones azarosas y su huida de las convenciones sociales.

El otro elogio de la pereza creativa se titula La importancia de no hacer nada. Lo publicó Oscar Wilde en 1890 como primera parte de su ensayo El crítico como artista. Traducido para esta reedición por Lorenzo F. Díaz, es un ensayo mordaz y provocador en forma de diálogo, un texto propio del Wilde más escandaloso y divertido, que proyecta sus ideas en la figura de uno de los interlocutores, Gilbert. Su agudeza y sus ocurrencias chispeantes en la conversación con Ernest se dirigen a las relaciones entre la crítica y los artistas, entre la literatura y el periodismo, entre el escritor y el mundo: El hombre es una marioneta cuando actúa. Y un poeta cuando describe.

Publicada un mes después de El retrato de Dorian Gray, es una muestra del Wilde maduro y brillante. Tras la máscara del personaje homónimo que se había construido, tras sus provocaciones y sus ocurrencias, está aquí el escritor refinado y culto que considera la literatura la forma más alta de vida y reflexiona en profundidad sobre la importancia de la crítica como género literario y sobre sus posibilidades creativas, que ya exploraron los antiguos griegos, una nación de críticos de arte que nos legaron las dos artes más elevadas que existen, la vida y la literatura, la vida y la perfecta expresión de la vida.