01 febrero 2011

El dios abandona a Antonio


Cuando de pronto, a medianoche, se oiga
pasar invisible un báquico cortejo
con músicas maravillosas, con vocerío -
tu fortuna flaqueante, tus obras

fallidas, los sueños de tu vida

que salieron todos vanos, no los llores inúltilmente.
Como dispuesto desde hace tiempo, como un valiente,
despide, despide a Alejandría, que se aleja.
Sobre todo no te engañes, no digas que fue
un sueño, que tu oído te engañó;
no te acojas a tan vanas esperanzas.

Como dispuesto desde hace tiempo, como un valiente,
como te cabe a ti, que de una ciudad tal mereciste el honor;
acércate resuelto a la ventana

y escucha conmovido, mas sin
súplicas ni lamentos de cobarde,
como goce postrero los sones,

los maravillosos instrumentos del místico, báquico cortejo

y despide, despide a la Alejandría que tú pierdes.

Lo contaba Plutarco en sus Vidas paralelas: Antonio supo una noche en Alejandría que el dios familiar le había abandonado a su suerte ante Octavio. Sobre ese momento, que va más allá de la anécdota histórica y se convierte en metáfora del hombre que asume con valentía conmovida su destino mortal, Cavafis escribió en 1911 El dios abandona a Antonio, uno de los grandes poemas del siglo XX.

Un poema que ha deslumbrado a generaciones de lectores, a Cernuda ("me parece una de las cosas más definitivamente hermosas de que tenga noticia en la poesía de este tiempo”), a Gil de Biedma o a Leonard Cohen, que se inspiró en este poema memorable para escribir una de sus canciones más prodigiosas, Alexandra Leaving (Suddenly the night has grown colder...)

Junto con otros 304 poemas, lo publica Alianza Literaria en su edición de la Poesía completa de Cavafis, con traducción y prólogo de Pedro Bádenas de la Peña. Imprescindible.