02 septiembre 2013

Teoría de jardines


Aquí, en este espacio intermedio entre el campo y la ciudad, entre el cielo y el suelo, entre la tierra y el agua, surge el ámbito del jardín.

Aquí el campo entra en la ciudad y se convierte en parque, en naturaleza urbana de anatomía vegetal; en el agua dominada de las fuentes o en las sonoras cascadas sobre la piedra, en juncos que evocan otras orillas silvestres, en bambú oriental o en palmera norteafricana; en lagos de límites domésticos o en fuentes con cisnes y tritones.

El paseante atento o el viajero sensible establecen con el paisaje del parque o del jardín un diálogo cambiante de múltiples sensaciones, una relación que entrecruza los cinco sentidos y convoca una concurrencia general de sinestesias. 

Y así percibe los sonidos frescos, azules o blancos, de las fuentes, el canto encendido de los pájaros, el olor ardiente de la tierra seca, el perfume rosa y mojado de las plantas, el aroma verde de la hierba recién cortada o el arrullo circular de las palomas.

Aquí, donde se juntan el cielo y el suelo en la magia del reflejo, la luz y la altura se llaman también pájaro y árbol.


(Santos Domínguez. Nueve variaciones sobre fondo azul. En Patrimonio natural. Ciudades Patrimonio de la Humanidad. Ed. Alvarellos, Santiago de Compostela, 2010)