Un poema de Donald Hall
Después de que muriera, yo gritaba
desconcertando al deprimido perro.
Ahora ya no
le hablo a la pared cubierta
de fotos,
ni la llamo “tú”
en ningún poema. Ella se consume
en un museo de granito
llamado JANE KENYON 1947-1995.
Donald Hall.
La cama pintada.
Traducción y prólogo de
Juan José Vélez Otero.
Valparaíso. Granada, 2014
<< Home