Un fulgor va aquietándose
Todavía algún dios secretamente podría deslizarse
dentro de esta figura y no sería menor.
Unas veces reposa, otras camina, como la luz del día,
y la sombra de nubes lo atraviesa:
se diría que el espacio
estuviera pensando lentamente ideas para él.
Haced de él quien queráis.
Como la vacilante luz nocturna
adentro del visillo de la lámpara,
yo reparo mi ser en su interior.
Un fulgor va aquietándose.
Hallaría así la muerte
menos confusamente su camino.
Rilke. Trilogía española. Traducción de Juan Andrés García Román en Poemas a la noche. DVD
<< Home