11 junio 2015

Sarajevo en Malpaso


Esa imagen de un niño mirando por la ventana en octubre de 1993 es una de las fotografías de Gervasio Sánchez que se reúnen en el cuadernillo central de Sarajevo, el espléndido libro que edita Malpaso con el diario y las crónicas que Alfonso Armada publicaba en El País como enviado especial a la guerra de Bosnia en el Sarajevo asediado por los serbios y aterrorizado por los francotiradores.

Y aunque quizá una imagen siga valiendo más que mil palabras, son necesarias -y hasta insuficientes- para evocar aquella catástrofe las dos miradas, la del fotógrafo y la del periodista que anota en su diario el viernes, 2 de julio de 1993:

Hablamos de Elías Canetti en medio de la noche de Bosnia. Hablamos de un viejo musulmán que hoy hizo de traductor en Zeljezno Polje. Solo ahora me he dado cuenta de que era la persona a la que debíamos escuchar en medio de aquella muchedumbre de soldados desmoralizados y refugiados sin esperanza sentados a la sombra de los cerezos. Él nos pidió que no los olvidáramos, que contáramos al mundo lo que ocurría, que no podía entender cómo Europa podía consentir lo que ocurría con el pueblo bosnio, que ellos no eran fundamentalistas.