La utilidad de lo inútil
No se trata de eludir neciamente la responsabilidad por las cuentas que no
cuadran. Pero tampoco es posible ignorar la sistemática destrucción de toda
forma de humanidad y solidaridad: los bancos y los acreedores reclaman
implacablemente, como Shylock en El mercader de Venecia, la libra de carne viva
de quien no puede restituir la deuda. Así, con crueldad, muchas empresas (que se
han aprovechado durante décadas de la privatización de los beneficios y la
socialización de las pérdidas) despiden a los trabajadores, mientras los
gobiernos suprimen los empleos, la enseñanza, la asistencia social a los
discapacitados y la sanidad pública. El derecho a tener derechos —para retomar
un importante ensayo de Stefano Rodotà, cuyo título evoca una frase de Hannah
Arendt— queda, de hecho, sometido a la hegemonía del mercado, con el riesgo
progresivo de eliminar cualquier forma de respeto por la persona. Transformando
a los hombres en mercancías y dinero, este perverso mecanismo económico ha dado
vida a un monstruo, sin patria y sin piedad, que acabará negando también a las
futuras generaciones toda forma de esperanza. (...)
En este brutal contexto, la utilidad de los saberes inútiles se contrapone
radicalmente a la utilidad dominante que, en nombre de un exclusivo interés
económico, mata de forma progresiva la memoria del pasado, las disciplinas
humanísticas, las lenguas clásicas, la enseñanza, la libre investigación, la
fantasía, el arte, el pensamiento crítico y el horizonte civil que debería
inspirar toda actividad humana. En el universo del utilitarismo, en efecto, un
martillo vale más que una sinfonía, un cuchillo más que una poesía, una llave
inglesa más que un cuadro: porque es fácil hacerse cargo de la eficacia de un
utensilio mientras que resulta cada vez más difícil entender para qué pueden
servir la música, la literatura o el arte.
Nuccio Ordine.
La utilidad de lo inútil.
Manifiesto.
Traducción de J. Bayod Brau
Acantilado. Barcelona, 2013.
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