30 octubre 2015

Historia de la canción protesta




Southern trees bear strange fruit (Los árboles del sur dan una fruta extraña), cantaba Billie Holiday en Strange Fruit, que Time proclamó en 1999 la canción del siglo.

Su texto denunciaba los linchamientos de los negros, la extraña fruta ahorcada que colgaba de los árboles, aquellos cuerpos negros mecidos por la brisa sureña, e inauguraba una noche de marzo de 1939 en el Cafe Society de Nueva York la historia de la canción protesta, que Dorian Lynskey reconstruye en 33 revoluciones por minuto, un monumental volumen que publica Malpaso con traducción de Miquel Izquierdo.

"No fue la primera canción protesta -escribe Dorian Lynskey- pero sí fue la primera que trasladó un mensaje político explícito al  mundo del espectáculo." 

Una canción de la hostia, dicen que dijo Billie Holiday, que la interpretó incluso -más desagarrada que nunca- en sus peores momentos personales, de este tema compuesto por Abel Meeropol, un profesor que daba clases en un instituto del Bronx, a raíz de esa foto con dos cadáveres colgados de los árboles en Indiana en 1930.

Así lo resume Lynskey: "Un tema profundamente desolador y áspero. La música, futura, algo sombría, encarnaba el horror descrito en la letra.… No calentaba la sangre, la helaba.… Hasta entonces las canciones protesta funcionaban como propaganda, pero Strange Fruit demostró que podían ser arte."

Entre aquella canción y el American Idiot que Green Day dedicó a Bush con motivo de la invasión de Irak, un recorrido por la historia, la política, la sociedad y la cultura de las últimas décadas a través de 33 canciones –33 biografías de canciones, como ha señalado Lynskey– en las que Bob Dylan, Víctor Jara, The Clash, U2, Public Enemy, o Rage Against the Machine proyectaron su responsabilidad ética como agitadores de conciencias; usaron las canciones como armas arrojadizas contra la injusticia, las guerras, la pobreza o las dictaduras y pusieron letra y música a su compromiso, sus convicciones y actitudes a la espera de que alguien, explicaba Woody Guthrie, "tendrá tu mensaje en la cabeza, le dará vueltas y se dará cuenta.” 

Un recorrido que nos devuelve una imagen del mundo contemporáneo, porque, afirma Dorian Lynskey, “las mejores canciones políticas son periscopios que nos permiten ver una parte de la historia" y "abren una puerta por la que se cuela el mundo exterior."