03 febrero 2016

Tres Pessoas


Los que publica Alianza Editorial simultáneamente.
En primer lugar la reedición en la colección Literaria de la selección de Poesía que hizo José Antonio Llardent en Alianza Tres en 1983, poco después de la de Ángel Crespo en El poeta es un fingidor. Una antología imprescindible del Pessoa ortónimo y sus heterónimos –Campos, Reis, Caeiro- en la versión de uno de sus  mejores traductores, que en sus aforismos dejó esta reflexión sobre la poesía: “La poesía es otra lengua, lo que quiere decir otro mundo. Prueba, como quería Pessoa, que este mundo es insuficiente, no nos basta; que nosotros podemos superar las deficiencias del dios creador.”
Y en la colección de bolsillo, la reedición del Libro del desasosiego en la traducción que Manuel Moya publicó hace cinco años en Baile del Sol. Un texto fundamental que Pessoa atribuye a otro de sus heterónimos, Bernardo Soares (Soy yo, menos el raciocinio y la afectividad, escribía Pessoa en una carta de 1935) en quien  proyectó  la estética de la indiferencia y el desaliento que resume esta frase: El mayor dominio de sí mismo es la indiferencia ante uno mismo.
También en El libro de bolsillo, Manuel Moya ofrece la traducción de Ficciones del interludio, una autoantología de textos que Pessoa había preparado con los textos dispersos que publicó entre 1914 y 1935. Entre el primero que publicó, Impresión del crepúsculo, y Consejo, que apareció pocos días antes de su muerte, más de 180 poemas que constituyen lo que el editor define en su prólogo como “una antología firmada por el propio autor.”
Dejo aquí una muestra que permite comparar los matices de las dos versiones de una de las Odas de Ricardo Reis, primero la de Llardent, luego la de Moya:

Para ser grande, sé entero. Nada
           Tuyo exageres o excluyas.
Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres
           En lo mínimo que hagas.
Así en cada lago la luna entera 
          Brilla, porque alta vive.

Para ser grande, sé entero: nada
            tuyo exagera o excluye.
Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres
             en lo mínimo que hagas.
Así en cada lago toda la luna 
    brilla, porque alta vive.