14 julio 2016

Einstein y el arte de montar en bicicleta



Einstein fue un rebelde (o un «holgazán», según lo expresó uno de sus profesores de la universidad) que tardó nueve  años en iniciar su carrera docente después de haberse graduado. Y, sin embargo, en el legendario «año milagroso» de 1905, mientras trabajaba como empleado de una oficina de patentes, publicó cuatro estudios prodigiosos que revolucionaron la física. Creía firmemente en la verdad y en la estructura matemática de la realidad, pese a lo cual declaró que «la imaginación es más importante que el conocimiento». Además le encantaba tocar el violín. Valoraba mucho los placeres sencillos y sin pretensiones, hasta tal punto que prefería ayudar con los deberes a los niños del barrio que hacer la menor ostentación de su éxito. No obstante, se convirtió en una celebridad mundial, un ciudadano del mundo autoproclamado y un apasionado defensor de un Gobierno mundial. Era un cabeza de chorlito que olvidaba a menudo ponerse los calcetines o comer, pero eso no le impidió luchar incansablemente por la democracia, la igualdad racial y el pacifismo.
Socialista que abogaba por la libertad, solitario profundamente interesado en la humanidad, agnóstico que concebía el universo como una obra manual de Dios, Einstein fue la «persona del siglo» elegida por la revista Time y, en contraste, también la figura que inspiró a los personajes de E. T. y Yoda. En su lecho de muerte continuaba garrapateando ecuaciones.
Este libro trata sobre cómo el ciclismo nos ayuda a alcanzar el mismo equilibrio basado en la atención plena del que disfrutaba Einstein, y en virtud del cual era capaz de conjugar lo local, lo global, lo individual, lo social, lo creativo y lo práctico.
Así como Einstein ascendió a altas cumbres intelectuales y divisó maravillosas pautas que hasta entonces no se habían vislumbrado, la humilde bicicleta nos ayuda a elevarnos sobre nuestras agitadas vidas e ir conformando una visión más amplia del mundo y de los demás.

Ben Irvine.
Einstein y el arte de montar en bicicleta.
Traducción del inglés de María Corniero.
Siruela. Madrid, 2016.