Por la calle del aire
desemboca en el túnel ingrávido del sueño.
Hace unos meses, en febrero o marzo, el equipo de Boa Mistura me explicaba un
proyecto que estaba dando sus primeros pasos y me pedía autorización para
llevar a cabo una intervención artística con los versos que cierran
mi poema Por la calle del aire, integrado luego en Las sílabas del tiempo, un
libro que obtuvo el Premio Barcarola.
Un poema escrito en el verano de 2006 con el tono, el ritmo
y la estructura de una canción para que Pablo Guerrero abriera con ella su
disco Luz de Tierra, que se publicó casi a la vez que el libro del que forma
parte el texto.
Esos dos versos que cerraban el texto sirven hoy para abrir no sólo el ciclo de
instalaciones Laberintos Líricos que lleva a cabo Boa Mistura en las Ciudades Patrimonio. Abrirán también el
poema colectivo que se irá construyendo en todo este proceso con dos versos de
cada autor, de cada ciudad. Hay por cierto en este proyecto otros dos versos, los
correspondientes a Úbeda, de otra
canción, una de Sabina, Ruido.
Hay varias ciudades que tienen una calle del aire: la más
famosa está en Sevilla, porque en ella vivió Luis Cernuda, pero hay otra en
Cádiz, otra en Granada, otra en Zamora...
Hoy también Cáceres, aunque sólo por unos días, de la mano
de Boa Mistura, tiene su peculiar calle del aire en una nueva demostración de
que a veces la vida imita a la poesía
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