28 noviembre 2016

Dos poemas de Erri De Luca



Somos los innumerables, el doble en cada centro de expulsión, 
adoquinamos de esqueletos vuestro mar para caminar sobre ellos. 

No podéis contarnos, si nos contáis aumentamos, 
hijos del horizonte, que nos manda de vuelta. 

Hemos venido descalzos, sin suelas, 
sin sentir espinas, piedras, colas de escorpiones. 

Ningún policía puede despreciarnos 
después de todo lo que hemos sido ya ofendidos. 

Seremos los siervos, los hijos que no tenéis, 
nuestras vidas serán vuestros libros de aventuras. 

Traemos a Homero y a Dante, el ciego y el peregrino, 
el olor que perdisteis, la igualdad que habéis sometido. 


Es un texto de Sólo ida, un libro de poemas que Erri De Luca publicó en 2005, introducido por esta Nota de Geografía:

Las costas del Mediterráneo se dividen en dos, 
las de salida y las de llegada, sin que puedan equipararse: 
hay más playas y más noches de embarque que aquellas de desembarque, 
tocan Italia menos vidas que las que salieron a bordo. 
Para desequilibrar la cuenta, nosotros contribuimos a la mala suerte. 
Sin embargo, Italia es una palabra abierta, llena de aire. 

Ese libro da título a la edición bilingüe de la poesía completa de Erri de Luca (Nápoles, 1950) que publica Seix Barral con traducción y prólogo de Fernando Valverde.

Llega a partir de hoy a las librerías, con textos como este, sobre el valor de la poesía:

CON LA AYUDA DE HÖLDERLIN

El mes de mayo del noventa y nueve 
los belgradenses se hacían los astrónomos 
y escrutaban el cielo. 
El suelo explotaba, temblaban las piedras 
más aún que los viejos, los perros o los niños. 
Las bombas de grafito habían cortado la electricidad, 
en la oscuridad la fraternidad aumentaba. 
“Donde existe el peligro, crece 
también aquello que puede salvarnos.” 
(Wo aber Gefahr ist, wächst / das Rettende auch.)
El poeta no estaba en Belgrado aquel mes de mayo, 
estaba muerto desde hacía siglo y medio, 
pero sus páginas sí, se encontraban en mis bolsillos 
como arma antiaérea, como salvoconducto. 
En la guerra las palabras de los poetas protegen la vida 
junto a las plegarias de una madre. 
En una guerra los huérfanos y quienes no tienen un libro 
están al descubierto.