24 marzo 2017

Razón de ser de José Luis Tejada



No hay solución ni a solas ni con nadie. 
Somos cosa perdida. 
Los besos dan más sed; lo he comprobado. 
Amor va contra amor.

Es vivir irse dando restregones 
sangrientos contra el quicio 
del corazón más prójimo. 
Quicio que se quebranta y cede, 
corazón que también padece, sangre 
que se funde a la nuestra 
y es ya toda una lástima fluida 
sin más recurso que morir en mar. 

No quisiéramos ir doliendo, hiriendo, 
pero es inevitable según vamos 
abriéndonos camino a cuchilladas, 
erizos todos y en tan corto espacio, 
con el gravísimo problema 
de la murienda en pie, del paro de los pulsos, 
del nivel cultural del pueblo y sus pasiones, 
de pretender urbanizar el caos.

Será mejor estarse quedo en casa, 
cerrar labios y ojos, puertas, manos 
y sólo abrir el chorro 
salobre y esporádico del llanto. 
No quejarse siquiera a media voz.

Son las primeras estrofas de Misterio doloroso, el poema de José Luis Tejada que abría su libro Razón de ser, que se publicó hace ahora medio siglo, en 1967.
Lo recupera La Isla de Siltolá en su colección de poesía, con un prólogo de Juan Bonilla que termina con este elocuente párrafo:
No sé qué lugar ocupa Tejada en los manuales de literatura española, pero estoy seguro de que el lector sensato que busque poesía -o sea emoción, belleza, compañía- en los libros de poemas, encontrará lo que está buscando en esta "Razón de ser".
Cuando se cumple medio siglo de su primera edición, la recuperación de la voz poética de José Luis Tejada con la reedición revisada de uno de sus mejores libros brinda al lector actual la posibilidad de conocer una obra que, aunque casi olvidada, no desmerece de la de otros autores de los años centrales del siglo pasado.