22 agosto 2017

Vida de poeta



A un poeta le sienta bien la delgadez: así da una impresión de gran espiritualidad. A una distancia considerable se podría advertir ya que más bien consagra días enteros a la reflexión que horas y horas a la vida disipada. Un poeta gordo es una especie de imposible. Hacer poesía no quiere decir engordar, sino ayudar y renunciar. No estamos dispuestos a apartarnos de esta concepción ni un solo palmo, y nadie conseguirá imponernos ni arrancarnos otra forma de pensar respecto a lo que acabamos de decir.
Por lo demás, es probable que de cuando en cuando el poeta fuera invitado a comer por gente pudiente y generosa, cosa que, sin embargo, sólo podemos conjeturar. Lamentablemente, y por más esfuerzos que hicimos, no nos fue posible presentar pruebas de esto.


Robert Walser. 
Vida de poeta. 
Traducción de Juan José del Solar-
Siruela. Madrid, 2010.