09 noviembre 2017

El espectador


¡La gran delicia, rodar por los caminitos de Castilla! Como la tierra está tan desnuda, se ve a los caminos en cueros ceñirse a las ondulaciones del planeta. Se lanzan de cabeza, audazmente, por el barranco abajo, y luego, de un gran brinco elástico, ganan el frontero alcor y se adivina que siguen su ruta cantando alegremente no se sabe qué juventud inalterable adscrita a ellos. Hay momentos en que sobre los anchos paisajes, amarillos y rojos, parecen la larga firma del pintor.
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Tierra de Campos. Mieses, mieses maduras. Por todas partes oro cereal que el viento hace ondear marinamente. Náufragos en él, los segadores, bajo el sol tórrido, bracean para ganar la ribera azul del horizonte.
Es el comienzo y el final de En el viaje, la primera de las Notas del vago estío con las que se abría el volumen V de El espectador, que Ortega y Gasset publicó en 1927.
Coordinados y revisados por un equipo de trabajo del Centro de Estudios Orteguianos de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón, los ocho volúmenes originales han ido apareciendo en El libro de bolsillo de Alianza Editorial, que culmina la edición íntegra en cuatro tomos de El espectador en el marco de una Biblioteca de autor dedicada a Ortega.