06 febrero 2018

Arabesco de Benítez Ariza


ARABESCO

Las formas se entrelazan hasta la extenuación.

¿Qué ves?- Suelo cubierto de pinaza.

¿Qué ves si miras otra vez? -Espuma
de olas que mueren en la orilla.

¿Qué si mantienes la mirada fija 
en esa profusión que ocupa apenas 
lo que un motivo orlado a pie de página? 
-Lo intrincado en desorden, lo inarmónico,
el argumento de una pesadilla.

Busca ahora el patrón que se repite,
la pequeña variante que introduce 
un principio de cambio hacia un orden mejor. 
¿Qué ves? -La paradoja
de un motivo cambiante que ocupa un breve espacio
y podría extenderse, sin embargo,
ilimitadamente, hasta llenarlo todo,
como la greca que dibuja un niño
en los márgenes blancos de un cuaderno escolar:

lo infinito entrevisto en un trazo que puede indefinidamente prolongarse
el contrapunto armónico que da razón de ser
al extraño principio por el que blanco y negro,
opacidad y transparencia, vida y muerte se suceden
y mutuamente se requieren,
se explican entre sí, se complementan,
se alternan desde los comienzos mismos
de todo lo existente y más allá
incluso de su fin, que es sólo insuficiencia,
una ligera imperfección del ciclo.

Ahora cierra los ojos. 

Has comprendido: es sólo un modo de mirar.


De ese poema toma título el último libro de José Manuel Benítez Ariza. Arabesco, que aparece en la colección La cruz del Sur de Pre-Textos, es un conjunto de poemas intensos y sutiles que -además de otras cosas- reflejan eso: un modo de mirar, que reordena el mundo y le da sentido a la apariencia caótica de la realidad, su contrapunto armónico. Como en un arabesco.