05 febrero 2018

La vía del refugio



Trenta quaranta,
tutto il Mondo canta
canta lo gallo
risponde la gallina...

Socchiusi gli occhi, sto
supino nel trifoglio,
e vedo un quatrifoglio
che non raccoglierò.
/.../
Trenta quaranta
tutto il Mondo canta
canta lo gallo
canta la gallina...

La Vita? Un gioco affatto
degno di vituperio,
se si mantenga intatto
un qualche desiderio.

Un desiderio? Sto
supino nel trifoglio
e vedo un quatrifoglio
che non raccoglierò.

Son las estrofas iniciales y finales de La via del rifugio, el poema que abre y da título al primer libro del turinés Guido Gozzano (1883-1916). 
Lo publicó en 1907 y ahora aparece en la espléndida edición bilingüe y anotada que ha preparado para Calambur José Muñoz Rivas, que ya había editado en Renacimiento hace tres años una antología de la poesía gozzaniana y antes en Visor una edición de Los coloquios, su libro fundamental. 
Esta es la traducción que hace Muñoz Rivas de esas estrofas, que a partir de una canción infantil sugieren una visión desengañada de la existencia, “como para significar -anota el editor- que al poeta desilusionado de la vida no le queda un último refugio, sino soñar, supino en la hierba y despreocupado, siguiendo el canto ondeante de una ‘bella cantilena’, de un ‘cuento bello’:

Treinta cuarenta,
todo el Mundo canta 
canta el gallo 
responde la gallina...

Entrecerrados los ojos, estoy
supino en el trifolio,
y veo un cuadrifolio
que no recogeré.
/.../
Treinta cuarenta,
todo el Mundo canta 
canta el gallo 
canta la gallina...

¿La vida? Un juego
digno de vituperio,
si se mantiene intacto
un deseo cualquiera.

¿Un deseo? Estoy
supino en el trifolio,
y veo un cuadrifolio
que no recogeré.