24 julio 2018

Bruno Montané. Poesía reunida


“Escribo estas líneas sin haberme repuesto todavía de la sorpresa, primero, y luego del asombro que me ha producido la lectura de este libro.” 
Con esas palabras, que podría suscribir cualquier lector después de leer El futuro, abre Ignacio Echevarría el prólogo que ha escrito para la espléndida edición en Candaya de la poesía reunida (1979-2016) del poeta chileno Bruno Montané Krebs (Valparaíso, 1957).
Entre El maletín de Stevenson y el libro inédito que da título al volumen se recogen en estas páginas casi cuarenta años de escritura poética y los cuatro libros -los otros dos son El cielo de los topos y Mapas de bolsillo- de un autor poco conocido en España. 
Poeta de culto y casi secreto, Bruno Montané fue uno de los fundadores del movimiento infrarrealista con Roberto Bolaño, que lo convirtió en uno de los personajes fundamentales (Felipe Müller) de Los detectives salvajes.
Toda su obra es una progresiva toma de conciencia de los abismos existenciales, del poder revelador del lenguaje y de la capacidad salvadora de la escritura. 
Ese es el núcleo de sentido de una poesía que podría resumirse en este admirable Aprendizaje y respiración, uno de los mejores poemas de El futuro:

Dar cuenta de la escritura -ése es el tema-,
como quien simplemente escribe o habla del amor. 
Redactar es una acción que atraviesa 
el discurso de lado a lado, pero solo 
escribir -que es y no es lo mismo- 
llega hasta el fondo. Decimos que hacemos 
aquello que imaginamos, que hemos razonado, 
y que al fin hemos puesto en práctica. 
A la escritura no le preocupa el discurso 
ni tampoco el correcto pulso de la redacción, 
lo que ella quiere es dejar de ser una palabra 
que esconda sus nervios, lo que ella desea 
es ser un poema, un rayo, un trueno 
en el oído interior del discurso. 
Como sabemos, el poema no se redacta, 
el poema solo quiere aprender a respirar.