14 noviembre 2018

Francisca Aguirre, Nacional de las Letras



Yo hembra perteneciente a una caótica especie que llaman humana
la única posibilidad que tenía
era aceptar que mi curiosa anatomía
y el relleno con que la habían dotado
eran los responsables de mi extraño vivir.
Y que mi historia era su historia.
Qué le vamos a hacer 
nadie elige su amor dijo Machado 
y por lo visto tampoco elige nadie sus riñones 
su páncreas su osamenta.
Y muchísimo menos 
el sobresalto ante el milagro de la vida.
Lo único que sabemos es que 
el pulso se acelera y las radiografías se oscurecen. 

Por poemas como ese y por una larga trayectoria de la que forma parte Historia de una anatomía, el libro al que pertenecen esos versos, Francisca Aguirre ha merecido el Premio Nacional de las Letras que se concedió ayer.

Traigo aquí mi poema Llave de sombra, que forma parte de La peligrosa travesía, el libro-homenaje a Francisca Aguirre:

LLAVE DE SOMBRA
                                                                        Con Paca Aguirre

Por adobes sin vísperas y azules sin memoria
baja un jinete insomne y un caballo sin eco,
un ángel sentenciado por un reloj de arena,
último Adán de nieve de un diciembre sin luna.

La noche más entera de la espuela y el fémur
arde con llama negra en el alto silencio
de un corazón oscuro en mitad de la noche
rasante del desierto.

Islas de fuego y lluvia, en la hora sin contornos
donde Orfeo es un ojo que contempla los puentes,
recorre las orillas con azogue y con barro
en las costas de espanto de un paisaje de invierno
y cobija en su mano
el pájaro de jade del futuro,
la memoria precaria que dejan los relámpagos
sobre el color del frío.

El ruido del azar que mueve los planetas
da un temblor ilegible a las hojas del árbol
y en la métrica impar con que late la lluvia
da vibraciones de aire a las alas del pájaro.

Es cifra de la luz y música del sueño,
llave de la materia sustancial de la sombra
en la trama confusa del pasado.

Como sabe la sangre su camino y sus puertas,
cae la noche en la frente y en el centro del mundo
y en los límites de agua donde naufraga el tiempo
con un ángel de lluvia del Mar de los Sargazos.