María Sanz. Persistencia
Cuatro cuadros de René Magritte, dos de Max Ernst y un grupo escultórico de Camille Claudel son los referentes de las siete partes en las que María Sanz organiza su libro Persistencia, que publica la Diputación de Salamanca precedido de un prólogo en el que Carlos Aganzo sitúa sus poemas en una “búsqueda que se debate entre el amor y el desamor, la memoria y la desmemoria, el silencio y el aluvión de palabras, el vacío y la más desasosegante plenitud del ser...”
A su segunda parte (La añoranza. René Magritte) pertenece este poema que en la Adenda se traduce a dieciocho idiomas:
Aquí yacen los labios
que fueron un deseo
bifurcando destinos
sin más implicaciones.
Palabra de retorno,
necesidad doliente
de ser al otro lado
del silencio más frío.
La razón se contagia
por hablar contra todo
lo que una vez fue historia
y llega a sentimiento,
a esos labios ocultos
para el bien y el castigo.
Aquí mueren las llamas
que ataron impaciencias,
desnudeces, temblores,
mientras nadie sabía
de su vana cordura.
Palabra sin regreso,
maldición declamada
por los cielos carnales,
allegro penitente.
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