02 diciembre 2019

Henry James. Cuentos completos (1895-1910)




Al pobre Stransom le causaban un disgusto mortal los aniversarios banales, más aún cuando pretendían honrar a una celebridad. Las ceremonias y los olvidos le resultaban igual de penosos y en su vida había lugar por una sola evocación. Año tras año se acordaba a su modo de la fecha de la muerte de Mary Antrim. Quizá sea más exacto decir que esa fecha se acordaba de él y no le permitía hacer otra cosa. Lo tomaba cada año con una fuerza que el tiempo había atenuado, pero que no dejaba de tener peso.

Así comienza El altar de los muertos, uno de los cuentos más memorables y característicos de Henry James, que lo resumió como “el caso de alguien que cultiva el hábito de pensar en los muertos con regularidad”, aunque es mucho más que esa síntesis de su superficie: una parábola interior sobre la soledad, la muerte y la tristeza, sobre la fantasía del visionario, la imaginación y el deseo.

Truffaut adaptó esta cima del relato breve en 1978 en La habitación verde, añadiéndole algunos rasgos argumentales procedentes de La bestia en la jungla y Los amigos de los amigos, otros dos relatos jamesianos.

Con El altar de los muertos se abre el tercer y último volumen de la edición preparada por Eduardo Berti de los Cuentos completos de Henry James en Páginas de Espuma, que culmina así la publicación de la narrativa breve de uno de los padres de la literatura contemporánea, un escritor que cumple el papel de bisagra entre la narrativa del siglo XIX y la del XX.

En estos textos está el Henry James más sutil y ambiguo, el autor refinado y magistral que controla todos los mecanismos del relato, juega con los narradores indirectos y bucea en lo más profundo de los personajes y en sus contradicciones, en la patología de la vida cotidiana, en las presencias fantasmales, más interiores que exteriores, y en el terror que se instala en la existencia; el escritor que ahonda en la soledad y en la tristeza, en las ilusiones y en la fatalidad, en la culpa y el remordimiento, la venganza y la pesadilla, el peso del pasado, la angustia y la obsesión, en la soledad de los vivos y los muertos, en la melancolía y en el espejismo imaginativo; el Henry James experto en elipsis y dueño de una calculada técnica narrativa para presentar las versiones dudosas de una realidad ambigua y unas vidas inciertas.