24 mayo 2022

Lírica inglesa del siglo XIX




“La poesía tiene algo que se puede traducir, y es ese algo lo que aparece en una buena y noble traducción.[…] La poesía es algo más que lenguaje, aunque sea muy fundamentalmente lenguaje, y es ese algo más lo que puede alcanzar a atrapar una buena y noble traducción. En esa parte de la poesía que trasciende al lenguaje, aunque esté contenida en él, radica la universalidad del alma humana que llega a través de las lenguas, en este fascinante ejercicio intercultural e interlingüístico que recibe el nombre de traducción y al que le debemos, sencillamente, la cultura entera […]
Cada lengua es un vehículo de la experiencia humana y, en esencia, ésa es muy parecida en todas las lenguas y en todas las épocas. ¿Por qué, si no, nos llegan tanto poetas de épocas lejanas y de lenguas muy distintas entre sí? Porque ¡hablan del hombre y porque el hombre, en esencia y en lo profundo, sigue siendo el mismo! […] Y es en esa universalidad donde hinca sus raíces la milagrosa y misteriosa traducción: en la posibilidad de acercar esas experiencias y que suenen en nuestra lengua como posibles y verosímiles en ella”, escribe Ángel Rupérez en el prefacio -‘Años después’- que abre la reedición en Alianza Editorial de Lírica inglesa del siglo XIX, la antología bilingüe que apareció en 1987 en la editorial Trieste, una reedición a la que se incorporan nuevos poemas y nuevos poetas. 

Nombres como Blake, Wordsworth, Coleridge, Byron, Shelley, Keats, Elizabeth Barrett, Browning, Tennyson, Emily Brontë, Christina Rossetti, Swinburne, Thomas Hardy, Gerald Manley Hopkins, Oscar Wilde o Kipling son algunas de las presencias de esta antología de referencia que iba precedida en 1987 de un espléndido prólogo que se reproduce también en esta reedición.

Un prólogo en el que Ángel Rupérez se centra en las aportaciones más significativas de los autores recogidos en la antología: la renovación de temas y lenguaje de las Lyrical Ballads; la idea de la poesía como la emoción recordada en tranquilidad en Wordsworth; Coleridge y la fundación de una nueva sensibilidad poética; la ambición filosófica de la poesía intelectual de Shelley; la figura contradictoria de Byron y su poesía vital y desgarrada; el pesimismo melancólico de Keats; el monólogo dramático de Browning; la fragilidad de Elizabeth Barrett; el paisaje como expresión suave de la melancolía en Tennyson; el manierismo de Dante Gabriel Rossetti; la singularidad de la potente expresión poética de Thomas Hardy o la imperecedera poesía de Yeats, que escribiría lo mejor de su poesía en el siglo XX.

Del Romanticismo a la poesía victoriana, el conjunto compone un panorama representativo de la poesía inglesa del siglo XIX, en el que abundan poemas imprescindibles como el Preludio de Wordsworth, el Kubla Khan de Coleridge, el Himno a la belleza intelectual de Shelley o los Sonetos del portugués de Elizabeth Barrett Browning. 

Y poemas memorables como el If de Kipling o este Invictus, de William Ernest Henley, dos de las novedades de esta reedición:

En medio de la noche que cae sobre mí,
negra como un pozo que se hunde inacabable,
doy las gracias a Dios, si es que algún dios existe,
por ser el propietario de esta alma invencible.

 Atrapado en las garras de la cruel existencia
 nunca he vociferado ni he expresado dolor.
 Bajo los mazazos de mi pésima suerte
 mi frente se desangra pero jamás se rinde.

Más allá de este lugar de lágrimas y cólera
veo que se aproxima el horror de la sombra
y que el tiempo y los años y toda su amenaza 
son mi día a día y lo serán después, pero no los temo.

No me preocupa que se cierren las puertas
ni que lluevan sobre mí un sinfín de castigos,
pues sé que yo gobierno el rumbo de mi vida 
y que soy el capitán de mi alma invencible.