09 mayo 2020

Valente en Regulares


El comandante, después de hablar con el coronel en voz baja, me hizo un gesto para que me acercara. Fui allí y el comandante me dijo: «Creo que tú eres poeta» –porque, entretanto, ya me habían dado el premio Adonais, y la noticia había llegado al cuartel, no sé cómo–. Yo le dije: «Sí, mi comandante», y él me ordenó: «Pues haz un verso». Yo por poco caigo desmayado, y le dije: «Pero un verso no se puede hacer así, tengo que tener una inspiración, tengo que estar retirado». Entonces, me contestó: «¿Pero tú eres poeta o no?». Dije: «Sí, señor». «Pues haz un verso ¡carajo!». Entonces yo dije: «A sus órdenes». Me marché para mi sitio, cogí una servilleta de papel, y escribí un verso, un ovillejo que terminaba diciendo «Viva Regulares Tres». Me levanté, lo leí y tuve un éxito tremendo, me aplaudieron muchísimo, como locos. El comandante me llamó otra vez y me dijo: «El coronel está encantado, está encantadísimo, improvisa otro». Entonces, yo le dije: «Pero mire, mi comandante –ya yo cogí más serenidad–, voy a componer otro más largo, mucho mejor hecho y mejor construido, porque éste tuve que improvisarlo y me quiero retirar un momento a mi habitación». La habitación estaba en la misma residencia y me retiré a la habitación, donde tenía las obras de Rubén Darío que estaba reseñando para la revista Índice, unas obras completas que, estará la reseña en Índice de esos años, había publicado la editorial Aguilar. Entonces cogí y copié un fragmento de la salutación «Al rey Óscar», de Rubén Darío, con la seguridad de que, claro, aquellos animales pues no... Entonces, leí eso de que mientras haya una América que hallar, vivirá España. Leí aquello, porque me parecía una cosa patriótica y que podía levantar una euforia militar. Pero para mi sorpresa, tuve mucho más éxito con mi poema que Rubén Darío con la salutación al rey Óscar. Les gustó, sí, pero no era lo mismo. El otro finalizaba con el verso «Viva Regulares Tres». Lo que no sé muy bien es si era tres o dos, creo que era dos, porque creo que rimaba con Dios, dos-Dios, debía ser «Regulares Dos». Yo me sentí muy orgulloso de mí mismo porque le gané a Rubén Darío. ¡Qué historias me haces contar!

José Ángel Valente. 
“Entrevista vital con Claudio Rodríguez Fer.”
En El ángel de la creación. Diálogos y entrevistas. 
Edición de Andrés Sánchez Robayna.
Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2018.