24 enero 2021

Faulkner, en The Paris Review

P.: ¿Lee a sus coetáneos?

R.: No. Leo los libros que me cautivaron cuando era joven. Vuelvo a ellos como se vuelve a un viejo amigo. El Antiguo Testamento, Dickens, Conrad, Cervantes... El Quijote lo leo todos los años, igual que otros leen la Biblia. Flaubert, Balzac—que creó un mundo que sigue intacto, una corriente de sangre que fluye por veinte libros—, Dostoievski, Tolstoi, Shakespeare... De vez en cuando leo a Melville y, de los poetas, a Marlowe, Campion, Jonson, Herrick, Donne, Keats y Shelley. También sigo leyendo a Housman. He leído esos libros tantas veces que no siempre empiezo desde el principio. Leo sólo una escena, o busco los pasajes de un personaje, de la misma forma que charlas fugazmente con un amigo cuando te encuentras con él.

P: ¿Y Freud?

R: Cuando vivía en Nueva Orleans todo el mundo hablaba de Freud, pero yo nunca lo leí. Shakespeare tampoco leyó nunca a Freud, y dudo que Melville lo hiciera. Moby Dick, desde luego, estoy seguro de que no lo leyó.

[...]

P.: ¿Y qué opina de la función de los críticos?

R.: Una artista no tiene tiempo para escuchar a los críticos. Los que quieren ser escritores leen reseñas. Los que quieren escribir no tienen tiempo para leer reseñas. El crítico, de algún modo, también está queriendo decir: «Fulanito estuvo aquí». El producto de su trabajo no va dirigido al artista. El artista está por encima del crítico, pues éste no entra en acción hasta que aquél escribe algo. El crítico, sin embargo, escribe algo que puede interesar a cualquiera menos al artista.

P.: Entonces, ¿nunca siente la necesidad de discutir su trabajo con nadie?

R.: No, estoy demasiado ocupado escribiendo. Lo que escribo tiene que agradarme. Cuando me agrada, no necesito hablar de ello con nadie; y cuando no me agrada, hablar de ello no me va a ayudar a mejorarlo, puesto que la única forma de mejorarlo es seguir trabajando en ello. No soy un hombre literario. Sólo soy un escritor. Las tertulias no me proporcionan ningún placer.


William Faulkner entrevistado por Jean Stein (1956).
En «The Paris Review». Entrevistas (1953-2012).
Acantilado. Barcelona, 2020.