Mariposas amarillas y los señores dictadores
Con esos párrafos resume su propósito Michi Strausfeld en la Introducción -Novelas que escriben la historia- de Mariposas amarillas y los señores dictadores, que publica Debate con traducción de Ibon Zubiaur.
Filóloga y editora alemana residente en España, experta en literatura hispanoamericana, Michi Strausfeld, que hizo su tesis doctoral sobre la nueva novela latinoamericana y Cien años de soledad, amplía en este volumen la mirada a toda su historia cultural.
Organizado en tres partes, la primera abarca hasta el siglo XIX de la independencia y el caudillismo y las otras dos quedan marcadas por sendas revoluciones: la mexicana, que marcó histórica y socialmente la primera mitad del siglo XX, y la cubana, que lo hizo en la segunda mitad.
En torno a esa estructura, Michi Strausfeld elabora una
aproximación amplia y apasionada que vincula a Colón y Alejo
Carpentier, a los conquistadores y Carlos Fuentes, la búsqueda del
Dorado e Isabel Allende, a Bolívar y García Márquez, a los caudillos y
Roa Bastos, la revolución mexicana y Rulfo, la naturaleza amazónica y
Vargas-Llosa, la identidad hispanoamericana y Octavio Paz, la revolución
cubana y Cabrera Infante, los dictadores y Onetti, el desarrollo urbano
y Cortázar, hasta llegar a los jóvenes autores y el reportaje literario
y al remate con un epílogo panorámico sobre el difícil camino de las frágiles democracias hispanoamericanas en el siglo XXI.
Historia y literatura van inseparablemente unidas en las páginas de este ambicioso volumen cuyo título alude al realismo mágico a través de una constante simbólica que recorre la obra de García Márquez y a uno de los modelos narrativos más característicos de la novela hispanoamericana desde El señor presidente, de Miguel Ángel Asturias: la novela de dictador, la mejor materialización de los vínculos entre historia y narrativa. Como en ese modelo narrativo, la historia y la literatura van íntimamente relacionados en América Latina, por eso el subtítulo de este volumen es América Latina narra su historia.
Y con esa voluntad y esa perspectiva, se propone en este ensayo un diálogo constante entre historia y literatura, porque, como señaló Sergio Ramírez, “en América Latina la historia es el sustrato de la literatura” y, en palabras de Octavio Paz, “la unidad de la desunida Hispanoamérica está en su literatura.”
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