21 octubre 2006

El poeta pobre




Jesús Tapia me envía, asombrado de cómo han cambiado las condiciones de vida de los poetas, esta reproducción de Der arme poet, un cuadro de Carl Spitzweg (Munich, 1808-1885) que vio este verano en la Gemäldegalerie de Berlín.

Como me dice Jesús en su correo, el cuadro es a la vez un poco cruel y un poco tierno. De hecho, por más que amplío la imagen no sé si el poeta está contando las sílabas en ese gesto del pulgar y el índice o matando las pulgas que seguramente le martirizaban la piel y le arrebataban la inspiración.

Parece que representa a su paisano Matthias Ettenhuber, un poeta menor que murió en 1782, y en el que el pintor pudo querer representar quién sabe qué. Nada bueno, porque su pintura tiene una clara vocación satírica.

En cualquier caso, es uno de esos cuadros que los buenos editores de libros suelen aprovechar para hacer excelentes portadas.