10 marzo 2007

Cabaret Voltaire


Un economista y un arquitecto, Miguel Lázaro y José Miguel Pomares, han puesto en marcha desde Barcelona un proyecto editorial en el que no sabe uno si lo más llamativo es el nombre, Cabaret Voltaire, la procedencia profesional de sus responsables o que todavía, por fortuna o excepción, haya locos apasionados de los libros que deciden fundar una editorial e invertir su tiempo y su dinero en este tipo de actividades.

Empecemos por el nombre, que es el portal de Belén de aquel niño, hijo de Tzara, que se llamó Dadá, que nació en ese Cabaret Voltaire de Zürich el 5 de febrero de 1916 una noche en la que hubo cantantes que lo celebraron como los pastores y magos que lo adoraron como los de Oriente. Y alguna que otra estrella fugaz se reflejaría en los ojos de una mula y algún buey.

Su proyecto editorial se desarrolla en dos líneas: la literatura finisecular y las vanguardias en Francia y en el resto de Europa y la recuperación de la memoria histórica a través de la literatura del exilio de escritores como Agustín Gómez Arcos.

Han aparecido ya tres libros, con un diseño cuidado e innovador (lo entenderán cuando examinen la sobrecubierta) y con traducciones esmeradas, prólogos extensos y notas que se han encargado a especialistas de garantía.

Thomas el impostor, una pequeña obra maestra de la literatura de entreguerras, escrita por un Jean Cocteau provocador y antibelicista; Monsieur de Bougrelon, de Jean Lorrain, el retrato de un dandy en el que se podría reconocer aquel Barbey d’Aurevilly finisecular y decadente de Las diabólicas o Un cura casado, que publicó Cátedra no hace mucho.

El tercero de esos tomos es una edición de El niño pan, de Agustín Gómez Arcos (1933-1998), un escritor maldito, almeriense y poco conocido, de la estirpe de Goya, con quien comparte la amarga condición de exiliado en Francia, o de Valle o Buñuel, en quienes aprendió el desgarro expresionista tan apropiado para la expresión de la realidad esperpéntica y carpetovetónica.

La línea editorial, la selección de títulos y el esmero que se ha puesto en cada volumen no pueden ser más prometedores. Que el tiempo y los lectores lo refrenden es lo que podemos desear desde aquí, antes de reseñar en la revista Encuentros de lecturas y lectores algunos de sus títulos.

Mucha suerte.