Ya no. El llanto que se transformaba
en una risa enloquecida, las noches pasadas
corriendo en Vía Crescenzago a la caza del neón
de un kiosco. Ya no. Ya no son nuestras
las palpitaciones por esperar a medianoche, esperarla
hasta que la medianoche entra en su verdadero tumulto,
en el frenesí de todas las horas, de todas las horas.
Ya no. El tiempo es uno solo, una sola
la muerte, pocas las obsesiones, pocas
las noches de amor, pocos los besos, pocas las calles
que nos llevan fuera de nosotros, pocos los poemas.
Es uno de los poemas de Tema del adiós, el libro de Milo De Angelis (Milán, 1951) que apareció en su edición original en italiano en 2005 y que publica en edición bilingüe Ediciones La Palma con traducción de Paul Viejo, que ha conservado en español la fuerza de estos poemas de una intensidad casi insoportable en su tensión verbal y emocional.
Una despedida en forma de elegía estremecida a la muerte de su mujer, un ejercicio de memoria y un lamento de la pérdida en un conjunto de fragmentos breves en los que la palabra intenta anular el tiempo y la destrucción recurriendo al recuerdo o al contestador del teléfono en donde sigue viva la voz de la esposa.
Lo imprevisto y lo terminal, la carne herida en la penumbra de las habitaciones del hospital, las horas oscuras en que conviven la ceniza y la respiración, la sangre y la memoria, las cicatrices y el verano en un conjunto de poemas cortos en los que la palabra es una terapia en medio de la desolación y la separación irreversible:
aunque yo estaba contigo
y tú no estabas conmigo.