El monarca de las sombras
Se llamaba Manuel Mena y murió a los diecinueve años en la batalla del Ebro. Fue el 21 de septiembre de 1938, hacia el final de la guerra civil, en un pueblo catalán llamado Bot. Era un franquista entusiasta, o por lo menos un entusiasta falangista, o por lo menos lo fue al principio de la guerra: en esa época se alistó en la 3.ª Bandera de Falange de Cáceres, y al año siguiente, recién obtenido el grado de alférez provisional, lo destinaron al Primer Tabor de Tiradores de Ifni, una unidad de choque perteneciente al cuerpo de Regulares. Doce meses más tarde murió en combate, y durante años fue el héroe oficial de mi familia.
Era tío paterno de mi madre, que desde niño me ha contado innumerables veces su historia, o más bien su historia y su leyenda, de tal manera que antes de ser escritor yo pensaba que alguna vez tendría que escribir un libro sobre él.
Así abre Javier Cercas su última novela, El monarca de las sombras, que toma su título del episodio homérico en el que Ulises baja a los infiernos y se encuentra con Aquiles, reducido a una condición de monarca de las sombras que él cambiaría por la suerte del último de los vivos, aunque fuera para servir a un esclavo.
Definida por el propio autor como la obra que cierra el círculo que se abrió hace quince años con Soldados de Salamina, llega mañana a las librerías, editada por Literatura Random House.
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