Recuerdos de niñez y de mocedad
Trece volúmenes llevo ya publicados, pero de todos ellos
no pienso volver a leer sino uno, el de mis Recuerdos de niñez y de mocedad,
donde en días de serenidad ya algo lejana, traté de fijar no mi alma de
niño, sino el alma de la niñez, escribía Unamuno en 1911, en un artículo que
aparecería diez años después en Andanzas y visiones españolas.
La lucidez de Unamuno intuía que aquel sería uno de sus
mejores libros. Y más de un siglo después de esas líneas, los Recuerdos de
niñez y mocedad, que su autor veía como el
primero de los tres actos - los otros son Vida de don Quijote y Sancho y Del
sentimiento trágico de la vida- de su “tragedia íntima”, siguen siendo uno de
los libros unamunianos por los que ha pasado mejor el tiempo.
Lo publica Drácena con edición de Marcos Fernández Tous.
Lo publica Drácena con edición de Marcos Fernández Tous.
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