Historias de nacionalistas
Historias de nacionalistas. He aquí la clave de la reproducción de todo nacionalismo: relatos que transmiten una lejana y lancinante melancolía. Como Michael Collins, muchos vascos de mi generación estuvimos expuestos a los significantes deletéreos de ese tipo de historias: narraciones sacrificiales de amor y de inmolación, de heroísmo y de culpa, de traiciones y derrotas. Las he oído desde mis días de escolar, en el patio del colegio, en los fuegos de campamento, en las sobremesas familiares. Historias de martirio y de gloria desesperada, de pérdida y de negación de la pérdida; historias que, invirtiendo el orden habitual del cuento maravilloso, arrancaban de una situación de plenitud para concluir en la desposesión desde la que el nuevo héroe (papel que nos estaba reservado a cada uno de nosotros) debía partir en busca de la patria arrebatada, de la lengua prohibida, del grial que devolviese feracidad a la tierra de los ancestros y salud a la raza exangüe. Suturar la herida, colmar la carencia, restaurar el orden edénico: tal era la misión —la ‘tarea difícil’ de Propp— que estas historias nos imponían.
Jon Juaristi.
El bucle melancólico.
Espasa. Madrid, 1997
<< Home