“Como si nada hubiera sucedido.”
Es ese mi resumen
y está en él mi epitafio.
Habla mi nada al vivo
y él se asoma a un espejo
que no refleja a nadie.
Mi resumen titula Francisco Brines ese poema perteneciente al libro inédito Donde muere la muerte.
Tiene como primer verso entrecomillado el último de Los sinónimos, un texto de Insistencias en Luzbel, y con él se cierra la amplia Antología poética de su obra que acaba de publicar El libro de bolsillo de Alianza Editorial con diez poemas inéditos en libro y con selección y prólogo de Ángel Rupérez, que señala en su Introducción que “este breve poema que cierra hasta ahora el ciclo de la poesía toda de Brines, demuestra con creces esa inclinación fatal hacia lo oscuro. La existencia es como si no hubiera sucedido, la nada toma la palabra y comunica su nada al que vive y el espejo en el que este náufrago se mira no refleja a nadie, porque ese náufrago no existe, es pura inexistencia.
Imposible llegar más lejos en la refutación de la vida. Sin embargo, el lector puede perfectamente negarse a aceptar esta sombría y nihilista conclusión. Y no por estar en desacuerdo con el autor en su filosofía última, sino por negarse a aceptar que nada de lo que ha aparecido en sus poemas como experiencia encarnada carezca de realidad. Después de leer los poemas de Brines, el lector -yo mismo- decide que todo lo que ellos recrean ha existido y ha sido dotado de una determinada plenitud.”