Con un homenaje a Quevedo en su título encabeza Javier
Sánchez Menéndez De cuna y sepultura, el sexto de los diez libros que componen
el ciclo de su obra en marcha Fábula.
En sus breves textos en prosa se posan el ángel de luz
rilkeano y el pájaro solitario de San Juan de la Cruz como imágenes que
funden la existencia y la poesía, la palabra y el tiempo.
Con Parra, Rosales, Eliot, Pound, Rilke o Claudio Rodríguez al
fondo, poetas que hicieron de la palabra una forma de conocimiento y de la
poesía un método de indagación en la realidad, De cuna y sepultura explora “lo
oculto y lo visible, idea fundamental de la poesía” y defiende la idea de que “el
poeta es un apóstol, un propagador del misterio.”
Desde el centro de un
jardín con laberinto, Sánchez Menéndez convoca en estas páginas
las presencias de Platón, Machado, Dante, Leopardi o Juan Ramón, que buscaron en
su obra el punto de unión entre la poesía y la verdad y reflexiona sobre lo
inefable de la creación poética: “Corregir, acabar, estar inseguro. El verso
que no sale, el poema inacabado y un ente que nunca puede decirse ni pensarse.
Es la poesía. La única verdad, la vía, el desconcierto. (…) Me escondo. Tengo
mucho miedo a la poesía.”