En la sección La Torre de Babel del último número (125-126) de la revista Turia firmo esta reseña de la Poesía completa de Vicente Aleixandre en Lumen:
UN MONUMENTO POÉTICO
Vicente Aleixandre.
Poesía completa.
Edición de Alejandro Sanz.
Lumen. Barcelona, 2017.
“En pocos poetas de la generación del 27 como en Vicente Aleixandre se
percibe una evolución tan sólida y ejemplar, tan consecuente y fértil, tan
alumbradora”, escribe Alejandro Sanz en el prólogo –‘Vicente Aleixandre, el gran
poeta del amor’- de su muy cuidada edición de la Poesía completa de Vicente
Aleixandre que publica la editorial Lumen.
“No hay más que un poema verdadero: el de la inminente comunicación”,
escribió Vicente Aleixandre en 1950, en un momento decisivo de la poesía
española de posguerra. Y esa concepción de la poesía como comunicación recorre
con distintos matices todo su universo poético: comunicación con la naturaleza,
el amor y la muerte en su primera etapa, la que va desde Ámbito hasta Sombra del
paraíso; con los hombres en la segunda, la de Historia del corazón o En un vasto
dominio; consigo mismo por fin en la tercera, la de Poemas de la consumación y
Diálogos del conocimiento.
Tres etapas de un camino hacia la luz desde la angustia de la sombra en un
intenso itinerario que arranca con la poesía pura de Ámbito (“Vinieras y te
fueras dulcemente...”) y se abisma en el superrealismo abisal y angustiado de
los poemas en prosa de Pasión de la tierra (“Me ahogo. El mundo se está
derrumbando cuesta abajo”) para llegar a la revelación fulgurante de dos libros
visionarios y potentes en su cosmovisión amorosa: Espadas como labios y La
destrucción o el amor, en los que se funda el panteísmo cósmico y erótico de la
poesía de Aleixandre:
Pájaro de la dicha,
azul pájaro o pluma,
sobre un sordo rumor de fieras solitarias,
del amor o castigo contra los troncos estériles,
frente al mar remotísimo que como la luz se retira.
Esa zona vertebral del mundo poético de Aleixandre, en la que se produce la
fusión gozosa con la naturaleza, persiste matizada por la nostalgia
rehumanizadora en Sombra del paraíso, el libro que con Hijos de la ira de Dámaso
Alonso marcó un giro decisivo en el panorama poético de la posguerra:
Sí, poeta; arroja este libro que pretende encerrar en sus páginas un
destello del sol,
y mira a la luz cara a cara, apoyada la cabeza en la roca,
mientras tus pies remotísimos sienten el beso postrero del poniente
y tus manos alzadas tocan dulce la luna,
y tu cabellera colgante deja estela en los astros.
De ahí a su segunda etapa, con la estación intermedia de Nacimiento último,
había solo un paso, el de la claridad y la sencillez expresiva, el del calor
humano de Historia del corazón y En un vasto dominio:
Para todos escribo. Para los que no me leen sobre todo escribo. Uno a uno,
y la muchedumbre. Y para los pechos y para las bocas y para los oídos donde,
sin oírme,
está mi palabra.
“Conocer, penetrar, indagar: una pasión que dura lo que la vida”, dejó
escrito en Historia del corazón. Y esa idea de la escritura como búsqueda de
conocimiento explica el repliegue meditativo de Poemas de la consumación y
Diálogos del conocimiento, que con su densidad metafísica alimentan el asombroso
fulgor último del ciclo de senectud de Aleixandre, sin duda uno de los momentos
más altos e intensos de su obra y de su viaje hacia la luz:
¡Cuántos fuegos alegres en la noche!
Besad, amantes, con la luz los labios.
Besad la luz y fluya en ella un seno.
Oh la carne que llega. Las estrellas
suspiran si besadas, mas no hay lágrimas,
sino un cielo en desvelo. Todo expresa
una verdad tangible: una materia,
o es un rayo de luz que yo aprisiono.
Ceñirte es darte amor, mundo otorgado.
Mundo que casi rueda entre mis brazos.
Como un beso, el espacio, y, ahora ardido,
queda en estrellas como su memoria.
Porque esos dos libros finales dan un nuevo giro conceptual a la obra de
Aleixandre y completan el círculo de su escritura en un proceso de depuración
ejemplar de su inconfundible mundo poético, con versos tan memorables como estos
de ‘El olvido’, el texto que cierra los Poemas de la consumación:
No es tu final como una copa vana
que hay que apurar. Arroja el casco, y muere.
Por eso lentamente levantas en tu mano
un brillo o su mención, y arden tus dedos,
como una nieve súbita.
Está y no estuvo, pero estuvo y calla.
El frío quema y en tus ojos nace
su memoria. Recordar es obsceno,
peor: es triste. Olvidar es morir.
Con dignidad murió. Su sombra cruza.
Unos versos esenciales que dan la medida del hombre y del poeta Vicente
Aleixandre, porque, como explica Alejandro Sanz, el responsable de la edición,
“toda su lírica es, haciendo uso de una expresión suya muy conocida, una
aspiración a la luz, pero una aspiración, habría que matizar, desde el amor a la
naturaleza y al hombre, en sus dimensiones cósmicas y humanas, y una exaltación
plena de la libertad y la dignidad.”
Además de los libros que aparecieron en vida del poeta, esta edición
incorpora En gran noche, la antología de sus últimos poemas que preparó Carlos
Bousoño en 1991; los versos de juventud de Álbum; un buen número de poemas
sueltos y de circunstancias en los apartados Poemas varios I y II, y “una
singular y destacada selección de poemas inéditos, que hay que situar como
pertenecientes a la época de Mundo a solas”, según explica Alejandro Sanz, que
con buen criterio ha incluido en un apéndice las notas previas que Aleixandre
redactó para la antología Mis páginas mejores.
Aleixandre, uno de los poetas imprescindibles del siglo XX, fue también uno
de los poetas más visitados literalmente y durante medio siglo, desde los años
30 hasta su muerte, por las sucesivas generaciones de poetas -de Miguel
Hernández a Antonio Colinas- en quienes influyó de manera decisiva desde su casa
de Velintonia 3.
Cuando acaban de cumplirse cuarenta años de la concesión del Premio Nobel a
Vicente Aleixandre, la publicación de este volumen con su Poesía completa
seguirá haciendo del autor de Sombra del paraíso un poeta visitado. Ahora ya en
sentido figurado, en la nueva casa que es esta edición monumental de su
poesía.
Así lo resume Alejandro Sanz: “Espero que la edición de esta Poesía
completa descubra muchos nuevos lectores y propague con dignidad y justicia su
voz, en correspondencia al amor que tan generosamente nos fue entregando a
través de sus versos, que viven y vibran ahora, de nuevo, en estas páginas que
aunque no pretendan encerrar un destello de sol, a nuestros ojos son la luz y la
vida misma, de un hombre que amó."