Luego de la conversión que lo ha llevado a abandonar la literatura, Tolstói decide dedicar su vida a los campesinos, convertirse en otro, ser más puro y más sencillo. Renuncia a sus propiedades, quiere vivir del trabajo manual. Resuelve aprender a hacer zapatos, porque un par de botas bien hechas son, según dice, más útiles que Anna Karénina. El zapatero del pueblo le enseña —con temor ante las peligrosas excentricidades del conde— su viejo oficio.
Tolstói anotó en su diario: "Escribir no es difícil, lo difícil es no escribir." Esa frase tendría que ser la consigna de la literatura contemporánea.
Ricardo Piglia.
Los diarios de Emilio Renzi.
Un día en la vida.
Anagrama. Barcelona, 2017.