28 diciembre 2018

El Tonto Contemporáneo



Es momento para recordar una de las iniciativas más temerarias promovida por la Tertulia del Alabardero, «decidida a procurar el fomento de la inteligencia, ilustración y cultura que hacen la felicidad de las naciones y por lo mismo el vituperio y sacudimiento de la tontería, ruina de los pueblos», como reza la convocatoria del extraordinario concurso para la concesión del premio El Tonto Contemporáneo con arreglo a las bases que a continuación se transcriben: 
1. Podrán optar al premio El Tonto Contemporáneo todos los españoles que reúnan las condiciones básicas siguientes: 
a. Ser tonto. 
b. Ser contemporáneo. 
2. Siendo el premio El Tonto Contemporáneo de ámbito nacional, las personas propuestas para ser aspirantes al título deberán ser conocidas en toda España, a fin de que sea así más provechosa y generalmente entendida la enseñanza que de su elección se derive. Y, en consecuencia... 
3. Los tontos locales, provinciales o autonómicos deberán esperar a los concursos que oportunamente se convoquen en sus respectivas comunidades. 
(...) 
El acta de la Tertulia del Alabardero reunida en sesión extraordinaria el día 6 de enero de 1986 señala: 
Se procede a revisar las candidaturas presentadas por los contertulios, así como por diversos ciudadanos y reconocidos miembros de otras tertulias debidamente autorizados por estas como portavoces. Se recuerda que, según las bases hechas públicas anteriormente, solo pueden optar al premio aquellas personas que reúnan los siguientes requisitos: 
a. Ser español o española. 
b. Ser tonto. A estos efectos, se entiende por tonto el que lo sea de una forma pública y obstinada, aceptada como tal por la sensibilidad media. 
c. Ser contemporáneo, es decir, una persona que aunque haya perdido el tren de la Revolución Industrial no esté dispuesta a perder el de la Revolución Tecnológica. 
d. No ser obvio. 
A la votación final llegan don Ramón Tamames, don Juan Antonio Vallejo Nájera, don Luis Solana, monseñor Ángel Suquía, don Plácido Domingo y don Julián Marías. Algunos de ellos son rechazados por el Jurado por no reunir las condiciones exigidas; otros, por obvios; y uno, por no ser contemporáneo. 
El Jurado extrema su rigor en la búsqueda de una persona que posea por lo menos estas características y condiciones: 
1. Que haya hecho afirmaciones como: «¿Es que los socialistas no podemos divertirnos y llevar zapatos?». 
2. Que, siendo presidente de una empresa pública de ámbito nacional, sea además miembro de la Trilateral. 
3. Que haya escrito una novela, preferiblemente sobre la guerra atómica. 
4. Que se considere a sí mismo como «ciclista de la transición»; y que explique dicha transición como la feliz confluencia de antiguas camisas rojas y azules. 
5. Que no pierda en ningún momento la sonrisa. Y que se haya fotografiado al menos una vez en la Costa del Sol, bailando con Gunilla von Bismarck. 
6. Que piense retirarse a criar mastines a la provincia de Segovia. 
A la vista de estos puntos y condiciones, el Jurado se siente irremediablemente obligado a conceder y concede el galardón a la única persona que de manera clara y distinta reúne y cumple con creces estas y otras muchas de las cualidades y aptitudes requeridas. Por ello, el Jurado se considera libre de toda responsabilidad al emitir un fallo tan inevitable. 
El Jurado de la Tertulia del Alabardero, aún a riesgo de perder el tren de la Revolución Tecnológica, declara solemnemente que en la persona del Excmo. Sr. Don Luis Solana Madariaga, empresario, presidente-director general de la Compañía Telefónica Nacional y «Lord España», concurren sobrados méritos para que se conceda como se le concede el premio Tertulia del Alabardero al Tonto Contemporáneo. 
Se acompañan votos particulares y peticiones de clemencia en favor del galardonado de algunos contertulios. Y se hace constar que la Tertulia del Bar José Luis se adhiere de manera tan entusiasta como rotunda a la elección del premiado. 
El Tonto Contemporáneo 1985 puede pasar a recoger la tiza, signo y premio de su condición, en cualquier día de tertulia, sin perjuicio de que se celebre un acto para su solemne imposición cuando el Jurado lo estime conveniente. 

Miguel Ángel Aguilar. 
En silla de pista. 
Planeta. Barcelona, 2018.