25 febrero 2019

Cesare Pavese. Trabajar cansa



TRABAJAR CANSA

Cruzar una calle para escapar de casa
lo hace solo un muchacho, pero este hombre que recorre
todo el día las calles no es más que un muchacho
y no escapa de casa.

                                    Hay en verano 
tardes en que hasta las plazas están vacías, extendidas
bajo el sol que está al caer, y este hombre, que llega
por una avenida de inútiles plantas, se detiene.
¿Vale la pena estar solo, para estar siempre más solo?
Solamente al recorrerlas, las plazas y las calles
están vacías. Es necesario parar a una mujer
y hablarle y convencerla para vivir juntos.
De otro modo, uno habla solo. Es por esto que a veces
hay un borracho nocturno que echa discursos 
y cuenta los proyectos de toda la vida.

No es desde luego esperando en la plaza desierta
como se encuentra a alguien, pero quien recorre las calles
se detiene de vez en cuando. Si fueran dos,
también andando por la calle, la casa estaría
donde está aquella mujer y valdría la pena.
De noche la plaza vuelve a estar desierta
y este hombre, que pasa, no ve las casas
entre las inútiles luces, no levanta ya los ojos:
siente solo el adoquinado, que han hecho otros hombres
con las manos endurecidas, como están las suyas.
No es justo quedarse en la plaza desierta.
Estará seguramente aquella mujer por la calle
que, con humildad, desearía echar una mano en la casa.

Ese es el poema de Cesare Pavese que da título a su Trabajar cansa, que publica Visor en una edición bilingüe con traducción e introducción de José Muñoz Rivas que incorpora como apéndices dos textos -El oficio de poeta y A propósito de algunos poemas no escritos todavía- en los que Pavese reflexiona sobre su poesía y aporta las claves constructivas, de estilo y de métrica de ese primer libro poético, una “aventura” que abarca -como explica José Muñoz Rivas en su estudio introductorio- “la cifra nada desdeñable de trece años. Unos años en los que su autor debió afrontar muchas vicisitudes vitales dramáticas, que antes de convertir el libro en testimonio de aquel tiempo, como quieren algunos críticos, especialmente de aquella época ya lejana, lo sitúan como el libro más elaborado textualmente de entre los mejores de Pavese, y de los de mayor autenticidad y belleza.”

Muñoz Rivas, que ya publicó en 2002 La poesía de Cesare Pavese. (Atravesando la mirada), abre su edición con un pormenorizado estudio introductorio de la historia editorial y textual de Lavorare stanca y de las fuentes en las que se inspiró, de D'Annunzio a Whitman, de Baudelaire a Lee Masters, y de la influencia decisiva de los poetas herméticos italianos Ungaretti y Montale.


Y simultáneamente aparece en Calambur En el texto poético de Cesare Pavese, un volumen que reúne siete trabajos del profesor Muñoz Rivas sobre la formación literaria de Pavese, siete ensayos que “tienen en común el intento de abordar la obra pavesiana para dar cuenta de su enorme riqueza de planteamientos y belleza, y especialmente de su actualidad e indiscutible universalidad. Pero también de su mucha amplitud de miras y gran complejidad.”