28 febrero 2019

Romanticismo


Vaciló Monjardín y la mirada de Marta le sostuvo.
  —No nos sentarán a su mesa ni tolerarán que sus hijos se casen con los nuestros. Cada cual está en su trinchera, en eso no han cambiado mucho las cosas, pero ya no es como antes. Y ahora, si nos ven por la calle, al menos nos saludan.
  Marta preparaba la bandeja con las tazas, Panizo buscó un licor de hierbas y quedó Monjardín solo en la mesa preparando un porrito. Y así, tal como le vieron en ese momento de la velada, le evocarían Marta Pombo y Santos Panizo y se lo transmitirían a sus despistados hijos Napoleón y Venus cuando ya no hubiese posibilidad de reunirse con Monjardín a tomar sopas y solo la memoria de los supervivientes reprodujese su estampa de aquella madrugada, vencido sobre la mesa de la cocina, con los dedos manejando el cigarro, los ojos medio cerrados por la cortina del tupé y la esencia de su testamento en sus labios seductores.
  —Para nuestra condena y nuestro orgullo de hombres —dijo aquella vez Monjardín como en un susurro pero con toda el alma, para que no lo olvidaran sus amigos—, en el fondo, en la línea más azul del horizonte, somos el mar.

Con ese memorable final se cierra Romanticismo, la novela que Manuel Longares publicó a comienzos de 2001 y que acaba de reeditar Galaxia Gutenberg en un volumen que incorpora como epílogo un texto -Los motores de una novela- en el que el autor reflexiona sobre su obra y aporta algunas de sus claves compositivas:

Romanticismo es una novela paródica en título y contenidos de lo que podríamos llamar la aspiración al imposible. La herencia cervantina predomina en ella porque la novela Romanticismo significa, básicamente, una llamada al orden después de un tiempo de arrebatos. Todos los personajes recuperan la lucidez al desengañarse de los ideales que los extraviaron.

Desde su paratexto inicial -Desinencia rubia del barrio de Retiro...- hasta esas últimas líneas, Romanticismo es una novela excepcional sobre la Transición vista desde el barrio de Salamanca, la recreación crítica de un momento histórico reciente y decisivo y el retrato irónico del cogollito de la alta burguesía improductiva y acomodaticia con un admirable equilibrio entre lo histórico, lo ambiental y lo personal, entre la atención al marco social y la profundidad individual de los caracteres.

Con su mirada desengañada a las ilusiones románticas del cambio político y social, sus personajes inolvidables, sólidos y contradictorios a un tiempo, su ironía distante y la excelencia literaria de su estilo, Romanticismo es ya un clásico imprescindible de la literatura española contemporánea.